BAMBIS DIENTES DE LECHE

Dramaturgia: Antón Araiza
Dirección: David Jiménez Sánchez

Función vista: martes 13 de febrero

Nana, vida, quintuchi María. Comadre de mi alma y de mi corazón colesteroso. Te tengo más abandonada que a Remy con todo y Corazón alegre. Ay, madre, si vieras cantidad de cosas que han pasado mi vida, reina. No te voy cargar con mis penas que te dejaría peor que ese Pípila y moquearíamos largo y tendido. Me fui refugiar allá la tierra después que mucho sufrió mi cuero acá ciudá capital. Yo me dije: Teca, agarra tu enagua mamita chula y vámonos de regreso Juchitán a comer totopo, mango con chile y a salar el pescado, allá vamos estar tranquilas y en paz que la calma es lo que nos falta. Cuál calma, mi madre, ora ya tiembla un vez, ora ya tiembla otro vez. Mero como pescado sarandeado nos tiene la tierra. ¿Será castigo de dios por tanto alcohol y putería? No vaya siendo, mero habría que decirle a dios que no funciona porque pasando el temblor lo único que piensa mi mente es destapar la cartona.

Bueno, cierro introducción que nomás era para justificar mi abandono. No te he mandado carta, corazón, que mero fui comprar cigarro. ¡Ay, mujer! Dolor siente mi pecho con recuerdo que me acaba de llegar. Encontré fumando ese Juancho. Nomás uno le pude acomodar en el lomo con el tizón que mira que agarró correr que si no, le adelanto el viernes santo. Cosa es eso de andarse fumando el alcohol para mis riumas. Ya le dije nana Calixta y me dijo que se lo mande para que le enseñe cómo fumar bueno. Bueno. Cosa es que salí corriendo Juchitán de tanto temblor y ya ando otra vez acá Ciudad de México. Mientras no piensen que la que hace mover la tierra soy yo que acá igual está. Ora anda la gente pidiendo que cambien sonido de alerta sísmica que feo los asusta. Voy proponer que traigan ese Micaela para que haga igual que allá en el pueblo por el aparato de sonido y diga: “se le informa a la población que va a temblar, agarren su chancleta y salgan de sus casas con niños, ancianos y perros y recuerden que no corro, no grito, no empujo”, jiar jiar jiar. O que pongan Son Calenda, mi alma, ya me vi meneando la cadera por las escaleras de mi edificio en lo que llega el telúrico.

Larga soy, cómo me gusta tirar palabra. Ya voy lo que me truje. Pues nada, que ya volví regresar ver teatro. Mi vicio, xha mamá. Este teatro es como los hombres, por más que quiero no puedo dejarlos. Me propuse este año ir ver un obra cada mes. Pero como dice Nana Calixta, si quieres hacer algo todo el año, no lo empieces a hacer en enero, así que me quedé para febrero y antes de que se acabe el mes como cartona a medio día, te cuento lo que vi. Pues mero fui ver un obra con un actor que le traía ganas. A la obra, mal pensada. Mero actor Antón Araiza es que se llama su nombre y Bambis Dientes de leche es que bautizó obra de su mismo autoría y actuación.

Siéntate, madre, que este carta larga va a ser como pinga de negro. Tomo mi lente y me lo pongo para sentirme intelectual. Prosigo. Obra que Bambis Dientes de leche su nombre, si bien puede ser puesta en el canasto de los monólogos, bien puede ser puesta también en el canasto de la mundialmente famosa y aclamada narraturgia. ¿Cosa es la narraturgia? Pues para mí la narraturgia son estanduperos haciendo danza contemporánea, xha mamá. Voy explicar más claro como sólo Ace lo hace. Resulta que narraturgia se llama un estilo de escritura que sigue de moda tras más de 10 años de que su bum se hizo en estas tierras y trata básicamente de que en lugar de que la obra ocurra, te la platican. Es cosa así como de que el personaje te va contando lo que le ocurrió en otro tiempo pasado mientras le mezcla con un falso presente y de pronto, si hay más personajes, le mezclan diálogos cuando los otros personajes no están contando su pasado y su falso presente. ¿Por qué falso presente? seguro es que preguntó tu mente. Ora voy yo responderle. Te voy a ejemplificar o como dijera la beata Yuri: “fue más o menos así”: Hay un personaje que está parado frente a ti y te dice: “camino por la calle, doblo a la derecha, siento el sudor recorriendo mi espalda. La respiración se me entrecorta. Me detengo. Miro a lo lejos a la chica de mis sueños. Le quiero hablar pero las palabras se me atoran en la garganta. Juegan entre ellas y caen en el vacío de mi estómago. Intento moverme pero no puedo. La chica está a punto de irse. Necesito hablar con ella. Debo vencer mi miedo. Una señora pasa vendiendo flores. Siento el impulso de comprarle una rosa. O un ramo. O la canasta completa. Pero recuerdo que falta una semana para la quincena. Lo que callamos los Godinez. A veces quisiera cargar un poco de valor en un tupper, pero sólo tengo guisado calentado en microondas. He estado leyendo sobre alimentación vegana, pero me niego a comer la comida de mi comida”. Etc. Etc. Etc. 

Y todo esto te lo cuenta mientras se sube y baja de una banca, o toma una maleta haciendo que va a salir cuando nunca sale, o medio ejemplifica con acciones parte de lo que ha dicho... Por eso digo yo que es un falso presente,  xha mamá, porque aunque en apariencia el presente del personaje es lo que te está contando, la verdad es que su presente es una necesidad de trazo ante una ausencia escénica. Por digo con mi boca que transmite palabras de mi mente, que la narraturgia es stand up con danza contemporánea: gente que te habla mientras hace acciones para llenar el vacío. Pues Bambis Dientes de leche, si bien está anunciada como monólogo, yo la pongo en el canasto de narraturgia. ¿Cuál es la diferencia, Teca?, me has de querer preguntar. Voy decir respuesta. Que en un monólogo al personaje le está ocurriendo la vida en su aquí y su ahora. En la narraturgia, el personaje te cuenta lo que dice que vive mientras lo miras hacer otras cosas. 

Ora bien, que entre los perros, hay razas. Vamos ver qué pasa con este texto. La historia es la de un niño al que no le gusta futbol y que tiene como padres a dos hinchas del futbol (hincha se le llama a alguien que le gusta mucho, mero como tú y yo que somos hinchas de la caguama). Además, en su presente del niño que es pasado para nosotros y para el que representa, está por empezar el mundial de México 86, por lo que los referentes de futbol están a la orden del día. Y súmale contando con tu dedo que diez son, que sus papás mero inscriben niño en un equipo de futbol que equipo se llama Bambis y juegan en la categoría Dientes de leche, por eso el nombre de la obra. El conflicto del niño está en que mientras la familia es futbolera y quieren que él sea futbolero, y la vida toda a su alrededor habla de futbol, él quiere bailar y actuar. Mero Billy Elliot pero en Valle de México. Lo interesante del texto y la propuesta completa de la obra está en que, si bien el personaje es un niño, contando su vida de niño, el actor es un adulto actuando como adulto. Acierto mero es que no es un adulto “aniñado” o pretendiendo ser un niño, lo que muestran es un adulto con un espíritu infantil representando a un niño con espíritu adulto y esa mezcla es disfrutable y salva por momentos al texto y a la obra del espacio narratúrgico, aunque no la saca del todo, la deja mero como la del Titanic, flotando en una tabla. Pues en general, va sobre un niño que descubre que lo suyo, lo suyo es bailar y actuar en un espacio que lo ha destinado a que le debe gustar el futbol. Todo ello nutrido de muchos referentes que pondrán nostálgicos a los nacidos en los 80 y poquito antes. Si bien, puedes ir acompañando a este criatura en su viaje hasta el momento de cumplir su sueño, hay desproporción en los tiempos de tratamiento del texto. Es mucho el espacio que se dedica a presentar el contexto, a hablar del futbol, narrar un partido… que cuando llegamos al encuentro del niño con su sueño y la forma de cumplirlo, queda el desarrollo tan pequeño y rápido en proporción a lo otro que el final, en lugar de ser por fin la realización del sueño en su máximo esplendor, no cumple con ser Billy Elliot saliendo al escenario como protagonista de El lago de los cisnes en la versión de Matthew Bourne. ¿Pues qué? ¿Creías que no soy culta sólo por vender garnacha?

Antón Araiza, como actor, demuestra una vez más de lo que está hecho. Bonito su trabajo, llena el escenario: baila, brinca, se para de cabeza, se desliza de un lado para otro y manteniendo siempre la medida exacta necesaria. Aunque al final ya llega medio desfondado pero con la cara de quien lo ha entregado todo.

La dirección es de David Jiménez Sánchez. Debo decirte, nana vida, xha mamá, que no tenía el gusto de conocerlo a él y a su trabajo. Me parece atinado e interesante considerando que está dirigiendo a quien escribió el texto, y por lo general, quien escribió y actúa cree que sabe cómo se debe hacer ya que fue él quien lo escribió, así que cuesta dirigirlo y se termina viendo en escena, sobre todo cuando es el actor quien se impone al personaje y al trabajo en general. No es éste el caso. Si bien recurren a los abrevaderos clásicos de la narraturgia escénica (bonito mi palabra, ¿viste xha mamá?), juega a su favor que los elementos que utilizan como el baile de tap y las deslizadas, forman parte de la textualidad misma y no sólo son ocurrencias para que algo ocurra en escena mientras el actor habla.

La escenografía no sé de quién sea, el vestuario tampoco, ni la iluminación, ya que no tuve programa de mano y ni en el flyer de la obra ni en las notas que les han sacado se dice eso. Pobres creativos destinados al anonimato. Creo yo con mi entendimiento y escribo con mi dedo que en Bambis Dientes de leche son elementos efectivos, apoyan al mundo creado y ayudan a que el trabajo del actor, brille.

Pues total que compañía Ocho metros cúbicos AC es quien está a cargo de este obra que se está presentando mero en Teatro La Capilla allá en Coyoacán. Dan su tanda los lunes y martes a las 8 de la noche y estarán hasta el 6 de marzo. Si vas, te vas encontrar cosa curiosa de programa que Teatro a precio justo es que se llama. Consiste en que tú vas teatro y pagas lo que tú consideres que debes pagar por ver ese obra de teatro. Chistoso estuviera si ese programa fuera para después de ver la obra, ya que viste el trabajo, tú decides cuánto debes pagar por lo que viste. ¡Madre, mía! Ni fondeadora salvaría muchas obras.

En general es un buen trabajo que destaca por lo actoral, es de un estilo teatral que no es muy de mi cartona (yo no uso taza de té) aunque por momentos libra al estilo. Se me desinfla al final y creo es por la desproporción en el tratamiento de los contenidos y por tanto actividad que tiene el actor en el escenario. Si vienes DF, fueras verla, xha mamá.

Y pues ya, cansó mi dedo de tanta escribidera. Voy dejarlo descansar y voy dejar descansar tu ojo. Voy limpiar mi frijol que voy ponerlo, conseguí ese hoja de aguacate y dije que me voy consentir. Sabroso cae mi boca frijol con hoja de aguacate. Hasta baila Son Calenda mi solitaria cuando llena la casa de su olor. Es como escuchar el sonido de una cartona fría destapándose en pleno medio día de verano. Te dejo, comadre, que ya voy pagar dos horas este ciber café y ni café me han dado.

Mando beso tronado tu cachete y espero escribirte pronto de nuevo. Deja que lave mi chancleta pata de gallo para ir teatro de nuevo, pero elegante. Digna como mujer de la ismo, aunque nos critique Poniatosca. Pues qué, no tiene culpa una de vivir con gusto. Cada quien con sus placeres. Me voy y me despido haciendo narracrítica: termino mi carta, son las últimas palabras que escribo, siento que mi cuerpo y mi mente descansan. Voy escribir punto final. Lo voy poner. Nomás mi ojo encuentre tecla de punto, le voy decir mi dedo que la pique. Ya la encontré, ya la voy picar. La pico y el punto aparece en el pantalla, ahí está: .

Tuya:

Tu comadre: La Teca.


LITORAL


De: Wajdi Mouawad
Dir: Hugo Arrevillaga Serrano

¡Divinos San Vicende y San Blas! ¡Ánimas benditas del purgatorio!

Comadre de mi vida y de mi amor. Vieras que ora que por fin agarré sosiego y me puedo dar un tiempo para respirar, mero me voy poner al día porque ya te debo más cartas que números de la tanda. Y como para pagar no tengo, cuandi menos que te mande las cartas que debidas tengo. Deudas largas y amistades cortas. Pero como tú y yo casi que nacimos juntas y juntas hemos visto cómo la humanidad evolucionó desde un changuito, ya nos perdonamos hasta lo que dios no perdona.

Pues voy con la siguiente carta que vi de un obra que ansia tenía mi ojo por ver y que su nombre es

Litoral

Obra presentada es por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México a través de su Sistema de Teatros, el Foro Shakespeare y Tapioca Inn. Texto mero es de Wajdi Mouawad, dramaturgo franco-libanés (osea mitad de uno y mitad de otro, campechaneado) y dirección de Hugo Arrevillaga Serrano (mexicano, nomás), seguramente los recordarás de películas como…. ninguna, que hacen teatro y a ellos les debemos tal vez la obra más representativa de los últimos años para la escena mexicana: Incendios.

Incendios fue una bomba para el teatro y para la cabeza y sus ojos suyos del público. Nomás para intentar entrar a ver había fila más larga que cuando regalan café con pan afuera de misa. A luego lágrima sacaba del ojo el verla. Una historia profunda, entrañable, compleja, personajes súper humanos, actuaciones entregadas y contenidas, con una plástica específica y vaya… qué te puedo decir… un trabajo perfecto, redondo, mero como mi corporalidad. Por mucho tiempo se seguirá hablando de esa obra. Casi tan buena como mis garnachas, nana vida, divinos San Vicende y San Blas.

Pues vieras de ver que Incendios pertenece a una tetralogía a la que también pertenece Litoral. ¿Ah? ¿Cosa es tetralogía? Tetralogía es cuatro obras juntas nomás porque el autor dice, madre, lo que tú estás pensando es tetrapack. Pues del mismo autor y del mismo director de Incendios es que es la obra y vámonos directo como autobús de primera que me ramié el pie y ya tengo ganas de poner chancleta para ir a dar la vuelta.

Voy contar, abre ojo y para oreja. Creo yo con mi entendedera que uno de los problemas es meramente la obra anterior: Incendios, tanto autor como director dejaron estándares muy altos. Antes de Incendios, Hugo Arrevillaga había montado obras de Wajdi (Wajdi nomás le voy decir no por igualada sino porque su nombre está muy raro, ya ni en zapoteco) y después de Incendios se dedicó a montar y remontar las obras completas de Wajdi, creo, porque no se le veía ningún otro trabajo que no fuera de Wajdi, hasta hace poco que recobró la razón y regresó al buen camino, jiar jiar jiar. Pues ante los estándares de Incendios, Litoral se queda corta.

La obra, que en realidad parecieran dos, trata de un joven al que se le muere el padre y entonces debe emprender un viaje de regreso a la tierra del padre a través del cual lo va conociendo y va conociéndose. El texto, aunque potente, poético, divertido, complejo… no logra la calidad de Incendios, nana vida. Y una quisiera ver el texto a partir del puro texto, pero Incendios dejó tal marca que al menos a mí no me es posible separarlos. Lo siento, xha mamá. Yo ya no supero otro divorcio.

La primera parte trata sobre este joven y sus dinámicas hasta el momento de enterarse que su padre ha muerto, Santa María, ruega por él. Es divertida, poética y con una propuesta de juego escénico efectiva, donde el cuerpo de actores se turnan los diferentes roles que giran alrededor de este joven y su particular forma de enfrentar la vida, ora son uno, ora son otro. La segunda parte trata sobre el regreso a la tierra del padre junto con él, donde lo va conociendo y va conociéndose. Para mí, la garnacha sin col no es garnacha y el gran problema es que la primera parte y la segunda son distintas en su naturaleza. La segunda es la entrada al infierno y el recorrido por el mismo acompañado de Virgilio, el viaje de Ulises a Itaca o ya en términos mexicanos, el viaje a Comala para conocer a Pedro Páramo. Los personajes que va conociendo este chico en la segunda parte distan mucho de los personajes de la primera y el punto es que, en el montaje, la primera y la segunda parte fueron cortadas con la misma tijera, lo que en lugar de generar un mundo genera dos obras diferentes en la misma. Algo así como que en tu mismo plato te sirvan al mimo tiempo el mole y la sopa de verduras. Agrura va salir tu gañote. Luego nomás por eso una necesita una cartona para bajarse la acidez. O una coca para erutar y te haga provecho. No hay de otra, tú bien sabes.

Yo a gusto personal creo que la segunda parte es más de mi gusto, ya vez que soy oscura, profunda, rara y poética, jiar jiar jiar. Pero como que no le terminé de agarrar la natura a la segunda parte y creo que en lugar de irse a lo profundo y complejo se fueron hacia lo bonito y sentimental, y entonces me sacó de mi ser oscura, profunda y rara para quedar en lo poético sentimentaloso. Ni hablar, divina Cleta.

El trabajo actoral en general es bueno y mero paso ya decir quiénes son que salen este vez. El estelar lo lleva Guillermo Villegas, quien es el hijo. Su propuesta actoral determina mucho la naturaleza de la primera parte y es gran contraste con la naturaleza de la segunda, lo cual está bueno pero como la segunda la tratan igual que en la primera, termina diluyéndose en la segunda parte, y aunque es bueno esto de parecer no pertenecer a ese mundo, no se siente que eso esté definido, ora sí que no se le siente el litoral. El padre lo hace Tomás Rojas, y yo personalmente no le terminé de encontrar la propuesta. No acaba de explotar o definir muy a mi juicio jodido, lo hace como... bonito. Pedro Mira lleva otra parte de los personajes y uno de los principales y a muy yo, de pronto lo siento corto, como que no se atreve a llegar o no acaba de explotar y no tanto por una contención necesitada, sobre todo en uno de los personajes. Aunque yo ese Pedro Mira le perdono todo, me lo llevo a casa y lo saco de trabajar y que coma diario garnacha. Chulo es que está. Nomás porque me recuerda ese chingado wero del que ya te conté antes anterior. Rebeca Trejo, Alejandra Chacón, Miguel Romero, Adrián Vásquez y Sonia Franco terminan el cuerpo de actores y van desarrollando diferentes roles, ora son de canela, ora son glaseados. En general, su trabajo es bueno aunque un poco disparejo. O no sé si es porque de pronto son unos personajes y de pronto son otros y eso me deja impresión que te dije, pero no siento la misma calidad en todos los personajes y en todos los actores, destacando más el trabajo de unos que de otros. Curioso es porque muchos de ellos están en otras de las obras del tetrapack, entonces le conocen el modo al director y al dramaturgo y creo que es donde no me cuadra que no se termine de cerrar la propuesta. Ansina mero es que son como las chicas Almodóvar de Hugo Arrevillaga que los trae de acá para allá. Y Pedro Mira es Victoria Abril.

La propuesta escénica en escenografía y utilería es de Auda Caraza y Atenea Chávez. La construyeron Jesús Hernández Palma y Elías Cortés Luna. Me recuerda mucho a la de Incendios, lo que está bueno porque da sentido a esto de la tetralogía, pero creo con mi entendedera que jodida es, que le falta peso para ser por sí misma “Litoral” y no “la que recuerda a Incendios”. A parte que en toda la primera parte por más que no quería me sentía en Central Abasto con tanto huacal amontonado, y en lugar de generarme un mundo me generaba ruido. Nomás estaba esperando que pasara alguien con un diablito y una gorda como yo con su bolsa de verdura o una paisana vendiendo totopo. Ves que paisana hay en todos lados que cuando llegaron los astronautas a la luna, abrieron su nave y estaba una meña gritando: ¡Totopo, wero! ¡Totopo, wero!

La iluminación es de Roberto Paredes y acompaña bien el trabajo aunque bien podría ser más juguetona. El diseño de vestuario es de Lisette Barrios y la realización de Carmita Soria y Uniformes Naval. Muy “uniforme” en la propuesta. La ilustración fue de Manuel Monroy y el diseño gráfico de Miguel Durán. La producción ejecutiva de Rebeca Trejo con asistencia de producción de Yannin Heredia y asistencia de dirección de Anabel Caballero.

Y pues en resumen. Una obra que no llega al estándar puesto por Incendios, más cuando el equipo en general se repite. No logra cuajar del todo, parecen dos obras diferentes en una y queda una sensación de que la bomba no explotó, como que el litoral se diluyó al formarse. Sí, el trabajo es bueno pero… Y pues ya cuando te queda un pero pues ya.

Así esto de la vida, nana vida corazón. Será porque ya va más del medio año y ya veo a lo lejos la cantidad de encargos que me van a hacer para el grito, muertos, las posadas, navidad, año nuevo y demás que ya no me calienta ni el sol y a todo le pongo pero. Hablando de que te caliente el sol, ya me acordé que yo quería ir pasear mi chancleta. Lástima que ya regresaron los niños a clases y ya se dejó regresar la gente al DF. Bonito vieras que estaba acá. Podías salir caminar, ver la ciudad, disfrutarla. Ora ya de nuevo tráfico, ruido, gente, niños llorando. Voy ir hablar seriamente con ese Mancera que no me tiene nada contenta. Como ya se manda solo, dice.

Te dejo, comadre para que hagas tus quehaceres, ya si te quedas picada te vienes a mi casa a hacer los míos que ese flojo del Juancho nomás se la pasa acostado en sillón porque dice que es nini. Pero vas ver si no de un buen jalón de orejas le saco lo nini.

Te mando beso tronado en tu cachete derecho, que el izquierdo ya te mandé beso carta pasada.


Tu comadre: La Teca.

EL MATRIMONIO PALAVRAKIS


De: Angélica Liddell
Dir: Laura Uribe

¡Nana vida! ¡Quintuchi María! ¡Divinos Xha Vizende y San Blas!
  
Comadre de mi adoración de la vela perpetua del niño Jesús, ya ando acá de nuevo reportándome como no muerta. Y siguiendo en eso de las cartas póstumas te mando ésta que te estoy escribiendo mero ora que un respiro es que tengo. Vieras de ver que otra comadre que tengo que también gusta de esto del teatro muy que me invitó ir ver un obra y yo que culta soy, agarré y lavé mi chancleta con jabón Roma, bañé cuero con jabón de olor y puse huipil de cadenilla y muy que voy corriendo ver obra en Centro Cultural del Bosque que su nombre bautizado es
  
El matrimonio Palavrakis

Obra mero es presentada mero con apoyo de El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Compañía Teatro en Código y tuvo presentaciones en Teatro El Galeón del CCB.

Texto es de Angélica Liddell, teatrista española que fue bautizada en la misma pila que Salvador Dalí, dejó el Conservatorio decepcionada de sus maestros y tomó su nombre de Alicia Lidell. Es una teatrista muy premiada allá mero en España de donde es y su texto nos lo trajo acá esta tierra de Benito Juárez (adorado señor) Laura Uribe, directora, quien para hacer este trabajo contó con apoyo del FOCAEM (las becas del Estado de México) y del FONCA.

Trata obra sobre “Elsa y Mateo Palavrakis, unidos por la obscura infancia que padecieron, llevan una vida monótona e insustancial, en un lugar donde la única diversión es participar en concursos de baile, los cuales pierden sistemáticamente… es el retrato de quienes se han dejado dominar por los instintos más primitivos del hombre, el lado más brutal de la sociedad contemporánea, hacia el que nadie quiere mirar”. Eso dice programa de mano, pero yo digo otra cosa y voy que traigo diarrea en la lengua y mira que voy a sacar harta palabra, así que agárrate y pusieras almohada en tu xhana, nana vida.
  
Hasta donde entiende mi cabeza coronada por trenza con listón de color, este trabajo fue una investigación escénica hecha por la directora junto con los actores que mero fueron dos: Marianella Villa y Antonio Salinas, ambos con una larga trayectoria en esto del teatro, xha mamá. Como dice programa de mano, la obra nos lleva por la vida de estos dos personajes, Mateo y Elsa, mostrando diferentes momentos de su vida y problemáticas a lo largo de las horas y horas que dura la obra y que mi ojo estuvo viendo y mi oído escuchando.
  
Si hay algo que puedo aportar a lo que vi, es que lo que vi era… cómo te digo… era… era… pues era… pues… eh… ¡ya! Un cúmulo de ocurrencias tras ocurrencias tras ocurrencias, donde lo que yo vi fue a una actriz partiéndose la madre en escena quién sabe por qué cosa. La verdad, me quedé sin entender lo que vi, y mira que yo voy seguido al teatro y le entro a todo menos al lesbianismo.  Feo eso de tallar peluca, ¿pues cosa sentirán? Rico, a lo mejor. ¡Niño Jesús, quita pensamiento de mi cabeza! Mejor sigo con este obra del que hablaba. No encontré algo que unificara la enorme cantidad de cosas tras cosas tras cosas que ocurrían y pasaban y seguían pasando y yo creo empachada salí, xha mamá. Ora voy ir que me jalen los tuches de la espalda. Divino San Blas… preocupada estaba yo porque cara se veía que era la producción. ¿Cuánto gastarían en cada función? Desperdician pastel, fresas, vino, papel… y además todo de naturalezas tan diferentes que terminaban sin generar un mundo y mucho era ilustrativo. Para mí, llegó un momento en que cualquier cosa era posible. Si la actriz se colgaba ahí y se moría o se bajaban los pantalones y hacían caca, daba lo mismo. Creo que lo que menos tuvo este trabajo fue filtros. Yo estoy a favor de las ocurrencias y que en el proceso creativo saques todo lo que se te ocurra y que todo es posible, pero después de eso viene bien una pulida, un trabajo riguroso de selección para ver qué va y qué no en términos de sentido, significado y del mundo que estás creando. Acá parecía que era como si “esta escena vamos a hacerla de cabeza, la siguiente la vamos a hacer corriendo, la que sigue que sea brincando y después vamos a comer y escupimos y la otra nos comemos de nuevo lo que escupimos y al final lo hacemos caca y luego bailamos y todos nos reímos”.


Entiendo que tal vez se quisieran subir a la propuesta de Angélica Liddell, quien suele hacer cosas raras en su propuesta teatral y ha sido premiada por eso, pero al final es la propuesta de ella. Acá lo que vi fue un exceso de cosas sin objetivo, tanta cosa por acá y por allá terminó aislándome de los personajes, su profundidad y conflicto y quedándome en la superficie de tanto desperdicio humano y escénico. Los actores, todo el tiempo en la intensidad (y lo peor es que les creías, les comprabas completamente el trabajo, pero llegaba un punto en que era mucho trabajo por nada, xha mamá, como cuando quieres que un muxhe deje de ser muxhe nomás porque guapo es que está y lo quieres para ti). Me sentí como las gordas que van a Teotihuacán y tras hora y media de mover sus carnes bajo el sol quemante, terminan diciendo: es pura piedra amontonada, mejor ustedes sigan y yo acá los espero sentada en la sombra, mientras compro recuerditos y me abanico, ay no qué calor.
  
Marianela Villa como Elsa, se lleva las palmas. Qué trabajo más entregado, clap clap hizo mi mano y congoja dejó en mi pecho, que grande es y partido en dos. Antonio Salinas, a su modo, le va siguiendo el paso. Laura Uribe además de directora, es la narradora. No sé si está fuera del tono, si lo que buscaba era un contraste a la intensidad en la que hizo trabajar a los actores o qué pero… bueno. Aparte hay actores-bailarines que son Omar Guadarrama, Uriel Ledesma, Viridiana Lozada, Dulce Mariel, Myrna Moguel y Adrián Román y pues ellos… bailan.
  
Nuevamente, siento presuntuoso esto de “el lado más brutal de la sociedad contemporánea, hacia el que nadie quiere mirar”. Voy… dijera la Tuzita. Pinga que era esa niña. Peores cosas veo yo acá con mis vecinos que ya me tienen podrida entre tanta pelea y pelea y los niños que se tienen que estar viviendo eso todos los días, la mujer nada que deja al hombre que además feo es que está, ora estuviera guapo y una entiende pero está más chaparrito que el santito del rincón de la iglesia; yo creo que para pegarle a su mujer o brinca mucho o la otra sonza se hinca porque nomás no entiendo. Y encima los viernes se ponen a cantar todos juntos y a todo volumen karaoke de Marisela, chingada vida.
  
La iluminación es de Martha Benítez y es bastante buena y efectiva. El vestuario de Naomi González Kahn pues… no memorable pero funciona. El diseño y realización de máscaras fue de Zánchez (así, seguro no tiene nombre ni madre, jiar jiar jiar) y bueno… una de las tantas cosas que me parecieron están de más en la obra. La fotografía y audiovisuales de Zaba Zantcher que sigo sin entender su uso y forma. Los músicos en vivo fueron Carlos Cáceres, Héctor Luna y Luis Torres, guapos, cómo no, yo si les hacía sus garnachas, adoración. Producción ejecutiva de Juan Carlos Saavedra.
  
Así como que en resumiendo, una obra larga, con demasiado desperdicio humano y de producción, sin mayores filtros que la ocurrencia. Lo que me llamó más la atención es que hubo mucha gente que aplaudía de pie y a los gritos, como si la luz hubiera llegado a sus vidas por primera vez, sobre todo jovencitos que a luego se deja de ver que son de escuelas de actuación porque los visten igual y les cortan el pelo en la misma estética. Y es perfectamente comprensible, porque no se puede negar que este tipo de trabajo no se suele ver en los escenarios mexicanos. Ojalá fuera más cuidado y con mayor generación de sentido.

Y pues así, madre, esto es lo que te quería contar. Si ganas sale tu morbo de ir a verla, estate pendiente porque igual y regresan. Para lo bien que les fue de público y la gran cantidad de comentarios positivos que tuvieron, no dudo que regresen. Yo no voy decir cosas buenas si no las vi, ya vez que jodida soy. Soy "el lado más brutal de la crítica mexicana que dice lo que nadie quiere escuchar". Jiar jiar jiar jiar jiar.

Bueno, ya me voy que voy poner mi nixtamal para la garnacha.

Te mando beso tronado en tu cachete izquierdo.


Tu comadre: La Teca.

ARIZONA. Experimento circense postnuclear

Dirección: Santiago Manuel
Codirección y coreografía: Andrea Peláez

¡Madre de mi vida y de mi corazón!

Jesús, comadre, ya me di cuenta que cada que escribo carta es para disculparme porque harto tiempo que ha pasado ya y nada que ni un pedo me echo para que sepas que viva sigo. Pero es que vieras de ver que ora sí tengo excusa y te voy a contar por qué es que fue.

Pues verás que viajé en el tiempo. Mero como lee tu ojo. Tomé pesera a San Ángel y mero que pasé por lo que viene siendo el Centro Cultural Helénico y había teatro, limpié mi chancleta, arreglé mi rabona y puse saliva mi pelo, ves que coqueta es que soy, y muy que hice fila para comprar mi tikete. Tikete mero se dice. Y ya que entré mero es que fui viendo obra que su nombre que puso el cura en la pila bautismal es

Arizona. Experimento circense postnuclear.

Así mero como está de mamón el nombre es que está la obra. Pero te voy contar poco a poco. Presentan este trabajo lo que viene siendo el Cirko de mente, que es una compañía de circo contemporáneo que radica en el DF y que vieras que ha viajado por acá y por allá (menos Juchitán, allá sí que no han ido) y que harto renombre que tienen, festival acá, festival allá y así y asá. Pues que ahora montaron este obra que dirigida es por Santiago Manuel con codirección y coreografía de Andrea Peláez. Dicen que obra ocurre en 3089 DC y tras la 23ª guerra mundial. La única productora que ha quedado con vida decide crear el espectáculo más raro y extravagante de la historia (como si después de 23 guerras mundiales todavía hubiera algo más raro y extravagante), y para ello organiza una audición televisiva a la que van los seres más freaks de todos los mundos y planetas para formar el elenco. Y entonces se crea la Compañía Nacional de Teatro y ya, se acabó la obra. Jiar jiar jiar, qué cotorra que soy. Ando desatada. Pues bueno, eso dice el programa de mano que es la obra, además de “una crítica ácida, cómica y punzante a la industria del entretenimiento”. Eso mero es que dice que es.

Y ora vengo yo a decir lo que la obra creo que es. De entrada, sopa de fideo, consomé o crema de calabaza. Voy confesar que a mí cuando me dan algo categórico, luego luego lo pongo en duda. Por ejemplo, cuando me dicen que es una crítica ácida, cómica y punzante… pos yo veo el trabajo y lo juzgo según mis referentes y pues no, me quedan más cortos que los shorsitos que usa la Zulema en el ojo de agua. Para crítica, le falta. Para ácida, que le echen limón y puede. Cómica, está cotorra. Punzante… punza más mi dedo cuando me lo machuco, xha mamá. Y cuando me dicen que son los seres más freaks del mundo mundial y del universo sideral… se nota que los del grupo nunca han ido al museo del Chopo un fin de semana o a una marcha del orgullo LGBTTTTTWXYZ. Se ve más freak el Juanjo después de que le pongo una chinga con sandalia mojada. No me cumplen lo que prometen y ora voy de nuevo, a atacar como la ola. Como una ola, tu amor entró a mi vida… como una ola de fuerza desmedida… de espuma blanca y rumor de caracolas…

Lo que a mi cabeza que es inquieta le dio por pensar es que lo que vi es como estas obras resultado de taller, donde alguien abre su taller, a los que van muy emocionados les preguntan para qué son buenos y ya que dijeron para qué, los ponen a hacer eso para lo que dicen que son buenos y el que da el taller nomás les da unas cuantas indicaciones, entre todos sacan ocurrencias de cómo pueden hacer que lo que todos saben hacer pueda entrar en un solo formato y siempre se les ocurren cosas bien locas porque siempre quieren demostrar que son geniales y originales y los más raros del mundo y como no encuentran nada que haga sentido, pues alguien dice: “yo tengo un amigo que es vestida y es muy bueno” y ya, cierran el trabajo y lo presentan. Tan – tán.

¿Cómo es el mundo que vestidas hay en todos lados para salvar el día, no amistad? Dios nos las cuide y las mantenga allá en Juchitán que divertidas es que son y buenas para el bordado. Y para otras cosas también, dicen los muchachos por las noches en el pueblo.

Bueno, sigo. Pues la impresión que me dio fue esa, que pusieron un poco de todo, ocurrencias que no generan sentido ni se justifican, buscaron una forma de amarrarlo y para que hubiera un hilo conductor, invitaron a alguien que cumpliera con esa función, fuera cotorro, ácido y crítico: César Enriquez. César es cabaretero de trayectoria y aunque joven que son su cuero y él, ha sabido colocarse rápidamente y mantenerse por la calidad de su trabajo. Creo yo que lo que vale la pena de la obra, es él. Le da aire al espectáculo, lo vuelve divertido y es lo que uno extraña mientras están los malabares. Su personaje es una cosa rara como aquella vestida guatemalteca que venía trepada en la Bestia con sus cinco metro de tela de La Parisina porque decía que era Priscila la reina del desierto. Todavía me acuerdo cuando los zetas la bajaron a chingadazos y se la llevaron. Pobre de ella. ¿Qué habrá sido? ¿Habrá logrado su sueño? Pues bueno, con esto de las vestidas, César es lo que vale la pena de la obra. Los malabares que presentan son como los que ves en Coyoacán o en algunos cruceros. Y la verdad es que luego en los cruceros ves cosas más asombrosas.

Pues total que de la obra nunca entendí el formato, los personajes, el vestuario, el contenido, la forma de articular el todo, la crítica que prometieron… nomás encontré presunción en lo dicho en el programa de mano y ya. No sé quiénes eran los otros que estuvieron en la obra porque no viene su nombre, sólo que tienen de freaks lo que yo de flaca y discreta.

El vestuario queda mucho a desear, se ve barato, improvisado… Al personaje de César le hacen como cuatro cambios de vestuario pero que igual, se ve un vestuario mal hecho, baratón. Mejor con lo de cuatro hubieran hecho uno solo que valiera la pena. O nos lo trajeran, amistad, que ya ves tan guapa que dejamos a Siorama I, reina de la vela del amor y la amistad. Siorama I… como si fuera a haber Siorama II. Pinche nombre feo como este juanete que salió mi dedo y feo el dolor me chinga. Pero ya lo regañé, madre, ya lo regañé para ver si le da vergüenza y se larga.

Y pues así con este obra que vi del circo del sol. Y te decía que tiempo que no venía porque me llevaron hasta el año 3089 y regresar de allá, madre… Para colmo no llevé suelto y me tuve que regresar caminando. ¡Pues juanete es que de ahí salió! Y pues en lo que volví de ese año es que apenas voy regresando y te escribo. Tengo mucha carta pendiente, xha mamá. Ya te las iré enviando porque me están exigiendo unas. ¡Pues estos! No dan ni cortesía para ir a verlos y a fuerza quieren carta, vieras de ver. Bueno, uno sí, nomás una amistad que ya me invitó a ver su obra, así da gusto. Pero los demás nomás te dicen: Teca, vi que fuiste a ver mi obra, cuándo va a salir la carta. Y yo con mi carota nomás respondiendo para adentro: cuando me hayas invitado y dado cortesía, te pones exigente, pero si no, no chingues que yo soy de la COSEI y juchiteca, xha mamá. Y sonrío amable y sacamos selfie.

Por cierto, que esta obra ya terminó su temporada y no sé si volverán a presentar, así que esta carta viene siendo, como se dice, póstuma.

Ya me voy que voy poner mi pie en agua de sal, amistad, que se ablande este juanete y se vaya. Estate pendiente que pronto te escribo de nuevo que mucha cosa he visto estos días que venía de regreso a casa desde el 3089.

Temando beso tronado en tu cachetote.


Tu comadre: La Teca

EL PRÍNCIPE YNOCENTE

De: Lope de Vega
Dir: Fernando Memije, Fernando Villa y Allan Flores


Ay, comadre de mi vida y de mi alma...

Ya sé que te he tenido muy abandonada. Soy peor que llamarada de petate. Pero me vieras de perdonar. Si no es una cosa, es otra, o las dos juntas. Ora mero que nos pusimos mundialistas, nomás no dejaba de destapar la cartona. Una tras otra, una tras otra. Ora el piso de mi casa parece que le puse azulejo de tanta corcholata. Angustia tenía mi pecho que salía en libertad al grito de ¡gooooooool! Pero ya nos eliminaron y ni pedo, la vida sigue. Ora de pura depresión me senté a escribirte sobre teatro mexicano. Así que agárrate que vengo como pesero sobre Tlalpan.

Te voy a contar de un obra que fui a ver y que su nombre es que es El príncipe Ynocente. Así es, no es falta de ortografía. Pero tú qué vas a saber de ortografía si escribes hacer sin h y con s. Bueno, te voy contar entonces sobre la obra El Príncipe Ynocente. Que en realidad yo le pongo mis peros a esto y te voy a contar parte por parte como luego me da por hacer. Espera. Tei ki disi.

La obra, como seguro sabes, es del dramaturgo español Lope de Vega que la escribió allá en esos ayeres del siglo XVI, de eso que le llaman del siglo de oro español, mero como los ahogadores de la istmo que chulos se ven en la vela. Puro centenario, mero. Pues desde el siglo XVI nos traen este obra hasta nuestros ahoras de la actualidad. No te voy a contar de qué se trata porque esto lo deberías saber, y si no, investiga que seguro mucho has de encontrar en la red. El internet, pues, no vayas a pensar que en la marisquería “La red” o en la media de la Felipa. Ora bien, no a medias que Dios se enoja, la obra en sí es el Príncipe Ynocente de Lope pero no es. Voy explicar esto. En realidad, la obra que presentan es sobre dos presos que durante su encierro se distraen haciendo una representación de El Príncipe Ynocente de Lope. Sí, representan sólo entre dos toda la obra, cansancio baja mi cuero nomás de pensarlo, y aunque lo que representan es la obra de Lope, la obra que ves en sí es sobre los dos presos representando. O sea, que podían representar la de Lope o la cualquier otro, por lo que la obra en sí no es El Príncipe Ynocente. Pero muchos dirán: ¿y eso qué? Pues nada, que soy jodida y reflexiva. Mero como están todos ora que ya perdió México. La verdad me gustaba más ese espíritu de pasión futbolero que había antes y no éste de ahora donde todos andan reflexivos y diciendo puras cosas bien profundas y sarcásticas.

Entonces, ya quedamos que aunque representan El Príncipe Ynocente de Lope, la obra no es en sí El Príncipe Ynocente de Lope. Y quise empezar con mi jodidez porque así soy yo y es como me siento plena. Vamos a lo demás.

La obra es presentada por El CONACULTA, el INBA la ENAT y EFE TRES. EFE TRES es una nueva compañía fundada por Fernando Memije, Fernando Villa y Allan Flores. Con este proyecto inician y es su carta de presentación, y digamos que como carta de presentación, salen airosos y no por echarse un aire. El proyecto es un esfuerzo por acercar al público actual de ahora, de una forma lúdica y vigente, al teatro del siglo de oro español. Hicieron adaptación de la obra para dos actores, se aventaron al Ñaque, metieron la obra de Lope dentro de otra obra (¿será de eso con que tienen trauma los teatreros jóvenes de hacer teatro dentro del teatro?) y muy con su desmadre personal, presentan este trabajo.

Yo lo vi en Carretera 45, es un foro alternativo ubicado mero en la colonia Obrera. Lo dirige el dramaturgo-director-actor Antonio Zúñiga y es un esfuerzo que vale la pena seguir. Ora bien, yo fui con dos comadres que no querían ir porque es “la Obrera”. Creo que el gran mérito de este espacio es precisamente ése, que es en la Obrera. Pareciera que a los teatreros del DF sólo se les ocurre abrir espacios alternativos de teatro en La Condesa y en la Roma. Pues mira…

La dirección de la obra corre a cargo de Fernando Villa, Fernando Memije y Allan Flores, igual que la actuación, la producción, la adaptación de la obra y las chapatas que vendían afuera. En el intento por presentar el teatro del siglo de oro de una forma lúdica y vigente, tienen éxito absoluto. La obra es ágil, fresca, divertida, y muy curiosamente, tiene todos los elementos que he visto en muchas de las obras actuales y que tanto se critican. Voy a eso. Sígueme. Folo mi.

Algo que se le critica mucho al teatro es que los teatristas hacen las obras para teatristas y dejan el público fuera. Pues… desde mi percepción muy personal de mí, ésta es una obra de teatristas para teatristas. Está plagada de chistes de gente de teatro con los que uno podría pensar que sólo se reirá la gente de teatro, pero no es así. El público disfruta enormemente toda la obra, es parte del hecho teatral y se vuelve un público totalmente activo. Puedes identificar también quién del público es gente de teatro por los chistes con que se ríen, pero la gente que no es gente de teatro también se ríe del mismo chiste aunque su lectura es otra. Y entonces una dice con su lengua (y que la mía es larga si lo sabrás bien): ¿ven cómo sí se puede?

Ora también, tiene esto que dicen que luego la obra “es muy personal” del creador, osea que mero sólo la entienden él y su analista. Pues ésta evidentemente es muy personal de los creadores. De entrada, parte de su gusto personal por el teatro del siglo de oro, se nota todo el tiempo que los chistes, la dinámica entre los presos, el uso de los elementos, gags y demás parten completamente de los actores, pueden considerarse muy personales. Pero hacia afuera, funcionan completamente. Si los conoces, puedes decir: eso es de Fer Villa, eso es de Memije, etc. Ora sí que tal cual, son los EFE TRES compartiéndonos su desmadre muy personal. Pero además, no se pierden en la forma, todo está en función del contenido y crean personajes entrañables: los presos.

Además, esto que tienen las obras contemporáneas donde los personajes hablar y hablan y hablan y hablan y hablan… que larga su lengua y mucha su vida para contar, pues acá hay dos actores que hablan y hablan y hablan todo el tiempo: por la cantidad de personajes que representan. Todo está en acción, no sólo hay gente contándonos lo que les pasa. O con pretensiones intelectuales donde nomás hay que ir a ver lo culto e inteligente que es el autor o el director o sabrá la virgen quién. En este caso, ya sea por Lope o por los locos de EFE TRES, sales con la cabeza revolucionando y vas al tianguis a pensar cosas.

En cuanto a la actuación, Fernando Villa y Fernando Memije muestran su buen uso de herramientas para presentar teatro del siglo de oro. ¿Ves que en esa época hablaban en verso mero como reguetonero? Al alternar personajes, tienen que hacerlos muy delineados para no crear confusión y sólo en esto cojean un par de veces, pero en general, llegan a muy buen puerto, mero como el puerto de Salina Cruz, donde estuvo el mismísimo Porfirio Díaz. En todo caso, el pero que les pongo es que la forma en que mezclan la historia de los presos con la obra de Lope está con calzador, no hay una justificación completa. Dos presos que se cuentan historias y deciden representar la obra de Lope… ¿Como por? ¿Eran actores antes de ser presos? ¿Cómo es de ser que ambos conocen la obra? ¿Cómo es que dos presos saben actuar? Salvo eso, no encuentro mayor pero que poner. Aparte Fernando Villa solicitó tener un asterisco en el programa de mano nomás porque sí. Para qué, digo yo, si ya tiene uno y seguro grandote porque mira que tiene bien con qué sentarse.

La escenografía es de Tenzin Ortega y consiste en un dispositivo que se va transformando a lo largo de la obra. Funciona bien y deja ver que no necesitas armatostes enormes que quitan foco a la obra para poder representar algo, como tampoco miles de chacharitas para rellenar el escenario. La realización escenográfica fue de Antonio Pérez. La iluminación, de Víctor Manuel Colunga: por momentos muy oscura, debo decir con mi dedo que pica la tecla. El vestuario de Pedro Pazarán con realización de Liliana Carolina y López Tamez. Las relaciones públicas son de Alexandra Martínez y Daniela Marcos. El diseño gráfico es de Jonathan Persan, en este caso creo que queda corto, sólo como programa de mano y no como algo más generador de sentido. Y la producción es de Ana Lilia Herrera y EFE TRES.

Yo, lo que puedo decir es esto: Fernando Villa, hazme un hijo. No, digo, que si todo lo que hace, lo hace así, lo ha de hacer muy bien. Es de esas obras de donde una sale agradecida porque el teatro ocurre. Donde te dedicas a ver la obra y disfrutar y no te dejan tiempo para estar viendo si la escenografía funciona o no, si el vestuario propone o sólo es ropita de los actores, si al actor le falta esto o lo otro, si el texto acá o allá, si la historia, etc… Acá te sientas, disfrutas y das paso a que el teatro suceda. Y ya. Mero como cuando comes una garnacha bien hecha y no andas de criticona que si la col tiene mucho vinagre o no escurrieron bien la garnacha o su tomate está agrio o qué sé yo. Nomás la pones en la boca y la disfrutas. Una obra sin grandes pretensiones, que da completamente en el blanco. ¿Soy yo o me sentí muy puerca?

Lo que me queda son ganas de ver el siguiente proyecto, para ver si mantienen el nivel o de plano le apostaron todo a este primero y el siguiente ya va a ser repeticiones de lo que presentaron ahora. No lo sé. Yo no soy Moni Vidente. Vieras que estoy pensando en que me voy a poner paliacate en la cabeza y voy Coyoacán a leer el futuro. Chance me ven en Televisa y hasta mi propio programa de TV me dan. Predicciones con La Teca. Te leo el fondo de la caguama.

Bueno, ya me perdí. Por lo pronto, la que se perdió la obra fuiste tú porque ya terminó temporada pero prometieron volver y ojalá lo hagan. Es un trabajo limpio, entrañable, divertido, accesible, con contenido y forma, personal, propositivo, sin ambiciones y que me da mucho gusto recomendar. Así que estuvieras pendiente de si regresan. ¿Ves que no siempre soy jodida y nada me gusta? Pues me gusta lo que está bien hecho, pues. Perdón si ofende. ¡JUAR!

Ya me voy, comadre, que mira que ayer fue la marcha del orgullo LGBTTTTEMOWXYZ. Pues sí, hasta los Z marcharon que también tienen orgullo. Bueno, el caso es que ya me voy que vinieron de allá del istmo unos muxhes comadres que son muy divertidos y muy que me voy ir chismear con ellos. Ya ves que su lengua parece periódico, pero el Deforma, mero.

Te dejo besos tronados en tu cachetote y prometo volver pronto, justo como la selección mexicana que ya va de vuelta. Como mi coraje, que ya me volvió a dar.

Siempre tuya:

Tu comadre La Teca.

UNPLUGGED. En la obscuridad


Dramaturgia: Paco Reyes
Dirección: Juan Carlos Saavedra

¡Madre mía de la caridá! ¡Virgen santísima al pie del madero de la cruz de nuestro señor de Nazareth de por allá de las arabias!

Como dice la canción: ya llegué de donde andaba. Una no puede decir que tiene tiempo libre porque te cae el trabajo como epidemia. Feo es que hace. Yo por eso estaba bien en el PRI allá en Juchitán. Nomás cobraba y no iba. Feo ese Ulises que mira la desgracia en que nos puso. ¿Y ora? Pues trabajar. Y entre uno y otro el tiempo vuela y feo es que se pasa. Nomás cierras el ojo y de repente ya no sabes dónde se escondió el sol que ya se acabó el día. Y así pasa y pasa la ciruelapasa. Pero ya ando de regreso comadre y agárrate que vengo cargada. ¡Ja! Ni que fuera… nada, comadre, olvida. Ando jariosa. Bueno, la cosa es que te debo harta carta, así que ponte atenta y para tu ojo que no tu oreja porque este chisme no es contado sino escrito.

Pues vieras de ver que vino visitarme la Viniza, exacto mero, ese muxhe que es mucho de mi agrado y carcajada saca mi boca y aplauso pone mi mano cada que dice cosa. Ocurrente que es. Pues muy que vino y yo  como culta soy, le dije: vinieras mujer que vamos ir ver obra de teatro. ¿A poco está acá Marco Petri? Me dijo. Ignoranta que no sabe que teatro hay todos lados. Pues ya que la logré convencer de ir y muy que aceptó porque le dije que siempre hay actores guapos un poco descuidados de la moral, y la otra puerca como es, que se pone agua de olor, que se cambia la rabona y muy que me la llevé ese teatro Benito Juárez y lo que fuimos de ver fue

UNPLUGGED. En la obscuridad, su nombre.

La obra es presentada por el Sistema de teatros del DF y la Secretaría de Cultura Ciudad de México junto con la Compañía Teatro Ciego. Ya antes tuvo temporada y para su realización fue apoyada por el INBA, CONACULTA y la Secretaría de Educación Pública.

Obra escrita mero fue por paisano dramaturgo de Oaxaca que Paco Reyes se llama su nombre. Sí, nana vida, hay gente de Oaxaca que escribe, vas pensar que no. Si estamos prietos allá pero le sabemos al silabario. Si no, mira ese Benito Juárez que en su honor inventaron la primavera para conmemorar su cumpleaños. Pues este paisano Paco Reyes sabe eso de la letra, hace tiempo me enteré que empezó fuerte en la dramaturgia con la Royal Court, y la f,l,m, finalista del Mancebo y ¡pum! de a pronto se desapareció. Ora anda sabe por dónde y escribió este obra para la Compañía de teatro ciego que dirige Juan Carlos Saavedra. Éste segundo proyecto es que hacen juntos que ya antes fue un primero. Y primero fue De sueños rotos mismo del que ya te conté en otro carta; ése donde salía el cieguito que nadie se daba cuenta de que es cieguito y la otra chica que sorda tiene su oreja y no escucha sonido. Pues ora hicieron nuevo proyecto pero ya con puro cieguito y cosa va ser que mero en la oscuridá es que es. Apagan su foco para no gastar luz y no pagar renta del teatro, creo. Yo creo que por ese relajo que traían acá Ciudad de México con ese Luz y Fuerza del Centro. Para colmo la Viniza que cuando supo que apagaban la luz, colmilluda que es agarró y se sentó junto a uno que actor parece porque iba despeinado, con su teni, su pans y su mochila negra vieja. Y guapo que estaba con su barba descuidada. Cabrona la Viniza que a luego agarró silla a su lado. Que me voltea a ver y que me guiña el ojo.

Pero te paso contar lo que mi ojo de mí fue testigo. Bueno, mi oreja porque mi ojo nomás no vio.

La obra trata de dos individuos que son una especie de pareja: una prostituta gorda y un hombre con mamitis. Ambos habitan una casa que está completamente en oscuridá y no porque no pagaron la luz ni porque se descompuso diablito. Cuando la madre del hombre se murió dejó todo sumergido en la penumbra y ora sus murmullos se quedaron en la casa y la recorren como hormigas. Mismo como la sacristía de Juchitán que en la noche se oyen voces y unos dicen que penan, otros dicen que rezan, y los que sabemos decimos que es el sacristán que le cobra los apoyos a las paisanas ya sabemos de qué formas. Bueno, sigo con la obra. También hay dos gatos que eran las mascotas de la madre y huyeron a la azotea desde donde lo ven todo, incluido a este matrimonio que secuestra niños porque al hombre le gusta abrazarlos hasta romperlos, nomás porque le parecen frágiles y le gusta ver cómo se le rompen en los brazos. Aparte que dicen en programa de mano que esta pareja no se puede expresar lo que de verdad sienten. Sólo se escucha el pensamiento de la mujer que habla de vez en vez.

Como te decía, la obra pasa completamente con la luz apagada. Llegas al teatro, te forman y te pasan a sentar. Además no te sientas en las butacas sino en el foro, casi que dentro de la casa donde ocurre la historia. Ya que sentado estás, sale Miguel Romero que el productor es que es y te dice que apagues tu celular porque cualquier luz echa a perder la función. Mamón que es, le dije yo a la Viniza. La Viniza a luego que puso su teléfono en vibrador y lo guardó su enagua y se puso a cantar ese canción de “llama por favor…”. Risa sacó nuestras bocas y que voltean unos públicos a vernos. Ya nos callamos y apagué mi Alcatel, no les fuera echar perder la función. Pero vieras de ver que sí, verdad es que era que la luz interrumpe la obra, porque cuando ya acostumbraste tu ojo a no ver, cualquier lucecita distrae o molesta. Verdad su boca. Pues ya que apagaron la luz y ahí nos tienen en la penumbra. Yo con el miedo de sentir una mano tocándome en cualquier momento y no fuera ser la de la Viniza que se equivocó de lado derecho y en lugar de meterle mano al otro se confundió conmigo. Pero vamos ya a la obra.

Cosa pasa con el texto que al no haber luz, todo queda en la palabra y en eso el texto funciona, porque todo lo vas recreando en tu cabeza con tu imaginación y vas construyendo las imágenes que dicen los personajes. Aparte que como todo el tiempo hay trazo de actores y van de acá para allá moviéndose como si sí hubiera luz, puedes recrearlo todo. Lo bueno: la obra de Paco Reye justifica por sí misma la falta de luz y no te queda la pregunta de “¿pero y por qué en la obscuridad?”. La historia es relativamente sencilla, lineal, con buen nivel de lenguaje e imaginario y matiz constante, con humor de ese sarcasmo que me gusta y momentos que pueden rayar en lo melodramático o chorero, aunque en general se libra. La situación por sí misma es oscura, los personajes son oscuros, el montaje es oscuro, el dramaturgo está oscuro de su cuero. Todo queda, pues. Así como hay cuentos o novelas negras, ésta puede ser una obra de teatro negro, por muchas cosas. Acierto por parte de Paco Reye a decir del público.

Ora bien, en cuanto a la dirección, piensa mi cabeza al compás de mi neurona que falta trabajo con los actores, falta precisar cosas. La idea es muy buena y el público sale agradecido por vivir una experiencia diferente en el teatro, donde no sólo vas a sentarte en la butaca a ver gente hablar y moverse y fingir que te hablan y fingir que te ven y fingir que son más inteligentes que tú porque hicieron algo que ellos entienden y tú no. Independientemente de que no veas nada, el trabajo es muy digerible mero como mi garnacha. Ora bien, no podemos hablar de una estética o plástica en el montaje porque simplemente no vez nada, sin embargo todo lo puedes construir tú con el texto, con los sonidos, con los olores presentes en el escenario. Para colmo vez que puerca es que soy y a luego dicen cosas y pasan cosas que yo volaba con mi mente y bueno fue que no había luz porque así no me vieron le rubor. Y como no me dejaron ver nada, de puro castigo hablaré primero de los actores y después de mis conclusiones sobre la dirección.

El elenco lo hacen tres actores ciegos que son su nombre Érika Bernal, Jesús Rodríguez y Marco Antonio Martínez. Los tres: muy bien. Clap clap clap hizo mi mano a su trabajo, bonito que les quedó. Será porque son ciegos y tienen ventaja por su realidá porque fluyen en la oscuridad sin ningún problema. Pez en el agua. Sólo Marco Antonio Martínez tiene el problema de ser cuenta cuentos y se nota por su forma de decir los textos, demasiadas inflexiones de voz que no crean personaje sino son una forma “buena onda” de decir textos, aunque cuando se le olvida que es cuenta cuentos y se sube al tren de Jesús mero como panameño en el istmo que se sube a la bestia, logra cosas muy buenas. Pero Érika y Jesús se llevan la obra. Aunque los tres están bastante bien, muy buen trabajo. Y a ellos se suman cuatro actores de esos llamados “normales”. Ora resulta que hay actores normales. Hazme el chingado favor. Bueno, la cosa es que son cuatro (cinco) actores que pueden ver con su ojo. En pláticas íntimas con el director, me contaba que entraron para dar apoyo a los ciegos porque los ciegos propiamente no son actores, sin embargo, fue un grave riesgo porque los ciegos se comieron a los “normales” evidenciando problemas en la actuación de los que sí ven. Pienso yo con mi cabeza (que jodida es), que los actores que ven están acostumbrados a resolver con el cuerpo, con la cara, con la presencia lo que a veces no tienen con la voz. Y acá no tienen de otra más que quedarse con la voz y dejar en ella todo lo que deberían dar con el cuerpo y la cara y etc. Y les jugó en contra. Voy por partes con cada uno de ellos.

El estelar lo lleva Anabel Saavedra, quien hace a la prostituta gorda. Y para gorda le faltan muchos kilos. No sólo porque la actriz esté flaquita, sino porque la obra habla de un personaje obeso, al que le pesa el cuerpo, le pesa su historia, le pesa la vida. Mero como tú, comadre, que saliste generosa del pellejo. Pero lo que se oye es una mujer que baila por el espacio, que anda a la buena onda, incluso podría decirse que es hasta optimista y pues no amacha con lo que se oye que dice. Momentos muy buenos que se terminan diluyendo en el total. Después está Daniela Arroio, quien hace al pensamiento de la prostituta. El problema es que en lugar de parecer el pensamiento, parece otro personaje. Incluso la forma en que interactúan, se hablan por momentos en segunda persona, están en tonos diferentes y desde el trazo mismo de pronto una anda por un lado y la otra por otro y en lugar de parecer una mujer con su pensamiento, parecen dos mujeres en la casa; aunque en el monólogo final del pensamiento, Daniela logra unos matices muy bonitos, que se verían remarcados si se quedara quieta y se le diera foco a lo que dice, pero baila por el espacio más que un trompo y encima le meten ruidos extras a lo que dice. El hombre lo hace Salvador Jiménez y es el que más débil queda en el montaje. Parece que está haciendo lectura dramatizada. Saca y saca y saca textos pero no se siente un personaje construido, no se siente relación entre lo que dice y cómo lo dice. Mi cabeza piensa que tal vez el actor es joven para este tipo de personajes, porque así se siente, parece un chavo buena onda diciendo textos, sin matices, planito como el pechito de Gloria la hija de la Mariana… y al no entender lo que está diciendo a luego se pone a impostar la voz o le da por el grito, pero sin mucho contenido. Aparte que no entiendo por qué dicen que la pareja no se puede decir lo que sienten si el hombre lo dice todo todo el tiempo sin ningún tapujo. Feo que engañan. Y la cuarta es Susana Romero que hace el papel de la madre, la cual ya está muerta y su hijo la disecó para dejarla en casa sentada en la mecedora. Buen trabajo de Susana, con matices sí que sí. De pronto un poco subida de tono, de pronto un poco recitativa, pero es a mi juicio muy de mí la que más le dio al clavo por parte de los actores “normovisuales”, aparte que muy bonita su pronunciación, clarito que se le entiende. Y te decía que cinco porque también está Luz María Meza quien no sale en la obra pero es la voz de la radio y muy bien. Bonito su voz, su dicción, su prosodia. Prosodia, dije, no vayas a pensar que es mala palabra. Investiga, nana vida, xha mamá.

Ora te decía que dejo al director al final porque creo en un solo dios padre todo poderoso creador del cielo y de la tierra, que varios de los problemas que salen a la luz en esa oscuridad tienen que ver con la dirección. Falta unificar a los actores. Si la idea era que los “normales” ayudaran a los ciegos, lo que debería ser es que los ciegos ayuden a los normales, porque así está la evidencia. A luego se ve el palo que tiene iguana. Ora lo que no termino de entender es por qué esa necesidad de andar queriendo dar foco para todos lados. Que aunque no se ve al actor o a la actriz volteando hacia donde estás tú para que lo escuches, se nota en el sonido, se nota que están volteando hacia donde estás sentado sólo para darte foco, pero se la pasan dando foco hacia todos lados y no hace falta verlos para darse cuenta. Y ya lo dijo Juan Gabriel: pero qué necesidad. También hay acciones que uno se pregunta nomás eso para qué. Por ejemplo, se escucha al inicio que la prostituta está barriendo… ¿para? Está todo oscuro, ni quien vea si el piso está sucio o no. Y tal vez peco de floja o de realismo, pero hacia allá nos están llevando con el tono que le dan a la obra y entonces con la vara que me dieron, los mido. Y así como ésa, también hay acciones que son demasiado estridentes. Y si como en el texto dicen: “el sexo con la luz prendida es pornografía”, esas acciones resultan pasando a ser pornografía. Como lo que viene siendo la acción sexual de la pareja, que en lugar de ir hacia la oscuridá, va hacia la luz con tanto gemido, nalgada e insultos. Más el vómito del hombre que ya a la cuarta vez que vomita quieres patearlo. Hay textos que se enciman y otros a los que les falta darles su tiempo y que los dicen en chinga. Un falso final con el siguiente final no logrado. Y raro es que fueran inconstantes en las presentaciones, ora les iba muy bien y al otro día sabe dios qué les pasaba. Sin embargo, a pesar de lo dicho, la idea del montaje es muy atractiva por sí misma. La gente, a pesar de los problemas que ya dije con mi dedo picándole la costilla al teclado, sale muy agradecida y emocionada. Lo que es de verdad admirable, es el sistema creado para poder llevar la obra en la oscuridá y que los actores puedan moverse como pez en el agua además de los usos del espacio.

Ora bien, leí por ahí que esta Compañía de Teatro Ciego es la primera en México, pero yo recuerdo otro trabajo que vi mero en Oaxaca con actores ciegos de Puebla, si no mal recuerda mi cabeza que era sobre un circo, creo se llamaba la obra La casa de los deseos. Y ésa sí que era estridente.

El equipo lo completan Tenzing Ortega como asesor escenográfico (que consiste mero la escenografía en puertas que la gente ve al inicio y unas marcas en el piso que después ayudan a ir creando los espacios sin perderte mucho en tu propia imaginación pacheca) y en la iluminación (¡que nomás puso un foco! jojojo). Leonardo Soqui en la asesoría sonora y musical (que tiene canciones que llevan a estación de radio tipo “el fonógrafo”; lo único que le mal critico es un momento donde el pensamiento de la prostituta habla y le ponen un fondo musical como de Coldplay que es muy efectista y chafón). Socorro González en la asistencia técnica. Gabriel Martínez en el movimiento escénico para actores ciegos (que a él es al que peor le va porque ora sí que su trabajo es el que menos se ve, jiar jiar jiar. ¡Porque la obra es en la oscuridá, nana vida! Pero hasta donde sé él les da clases a los ciegos todos los sábados). Juan Carlos Saenz en la asistencia general, Sandra Narváez en las relaciones públicas y Miguel Romero en la producción ejecutiva.

Lo que concluye mi cabeza: una buena idea de proyecto que sigue con la línea de la Compañía de Teatro Ciego de crear puentes de inclusión entre las personas discapacitadas y las llamadas “normales”, así como generar toda una experiencia en el hecho teatral que saca al público de ser un simple espectador. Ora bien, me disculpo por eso de llamar a las personas “normales”, porque para normales nomás las de los maestros y ya vez cómo están, xha mamá. Una experiencia que vale la pena por salir de lo común y por la propuesta en sí misma pero con varios problemas en la realización. Un texto oscuro y sencillo, que no simple. Actores que les falta construir personajes y entender lo que están diciendo y unos ciegos que demuestran de lo que están hechos dándoles un baile a los actores profesionales. Público que sale movido por la obra y por la experiencia. Ora bien, recuerda lo que te dije que es oscura, si quieres ir para que te diviertan o te digan cosas bonitas, mejor piénsalo, madre. Acá vas a tener una experiencia humana, desde mi visión de mí. Que aunque me apagaron la luz, vi eso.

Lo malo es que ya acabaron temporada, nana vida. Nosotras fuimos penúltima función. Pero vieras de estar pendiente que van a hacer tercera temporada pero aún no confirman cuando. Vieras de ir para que vayas no ver, sino oír.

Y pues así con este obra, nana vida corazón. Y para colmo, la peor de todas fue la Viniza. Chingada vieja, nunca se enteró de que apagaron la luz. Dice que ella vio toda la obra, tanto entrenamiento en cuarto oscuro que ya tiene la pupila como de murciélago. Y los colmillos también. Pero contenta salió. Ora hasta resulta que se quedó de ver mañana con el actor despeinado y barbón. Ora vieras de ver que estoy pensando que los gemidos y las nalgadas que me parecieron estridentes no eran de la obra sino de la Viniza, porque ese muxhe es muy de ésas. Ya vez cuando se fue de voluntaria a ayudar a los migrantes según ella, que de pronto se escuchó puro grito y pensaron que los Zetas andaban secuestrando centroamericanos y nada, era la Viniza que bien trepada estaba en un negro de Belice.

Bueno, madre, te dejo descansar que yo ya me voy a ver la novela porque necesito algo que me saque de la realidá. Estate pendiente que ya pronto te traigo carta de otras tres obra que ya fui ver. Yo me voy tomar cartona que ya entró la primavera y la calor, madre, la calor.

Siempre tuya y del mundo.


Tu comadre: La Teca.

INTERSTICIOS / TERMINAL AXOLOTL: TRILOGÍA TERMINAL

Dramaturgia y dirección: Diego Álvarez Robledo

Ave María purísima, sin pecado concebido.

¡Virgen de la castidad! ¡Comadre de mi alma y adoración!

Ora sí me colgué más que la vecina del cable de la luz. Pendiente es que te tenía este carta que ora mismo es que te lo mando. Vieras de ver que anduve ocupada, pues. Una no puede venir este ciudad porque a luego ya te andan llamando para hacerte encargo. Culpa de mi buena mano que sabroso es que cocina, no voy decir mentira ni barbaridad, sólo lo que es. Y entre que ahí anduve haciendo comida de la ismo muy que ya no pude traer mi dedo este teclado para contarte cuento de otro obra que fui ver. Perdona que no te voy contar mucho de mi vida actual pero es que largo estuvo este obra así mismo como mi lengua. Fui dejar encargo de garnacha allá a paisana que se casó con diputado y muy que tiene casa un lugar que se llama las lomas. Vieras de ver cómo es cotorra la gente que acá no funciona igual. Ves que allá en el pueblo la gente más pobre es la que vive en las lomas. Acá la gente rica es la que las lomas se fue vivir. Está niche su cabeza. Pero cada cual. Muy su gusto. Yo qué. Pues fui dejar encargo y de regreso pasé por ese Centro Cultural del Bosque (que en adelante denominaremos CCB) que ya te he contado y muy que me detuve ver qué obra de teatro había. Como soy ser sociable, lavé mi nagua y bañé con jabón de olor, preparada es que estaba y muy que me metí a ver

Intersticios / Terminal Axolotl : Trilogía terminal.

Ambas producto de la pluma y la locura de Diego Álvarez Robledo. Criaturita que anda en esto de la dramaturgia y a pulso se ha ido ganando su reconocimiento. Ora ganó premio de Dramaturgia Joven “Gerardo Mancebo del Castillo”, ora le dieron beca de la f,l,m,, ora le dieron beca del FONCA y así. Chiquito está. De su edad y su tamaño, pero listo que es. Ora vieras te voy contar lo que vi porque mi dedo prisa tiene de platicar la contrariedad en que me dejó.

De entrada, hay una puerta. Debo comentarte que lo que vi fue un 2x1, pues pagué mi boleto y dos obras es que me pusieron a ver, ambas del mismo dramaturgo y vieras que también hizo su dirección. Pero criminales que son que me tuvieron ahí en el teatro poco más de tres horas. ¿Dónde va a caber su cabeza que te ponen a ver una obra y a luego te dan receso y ya entras a ver la otra? Con una bastaba, ¿para qué las dos juntas? ¡Ah! Pero me enteré de un chisme que contaba una señora del público que ha de ser parienta de alguno de los actores porque hartas intimidades estaba platicando, y una de ellas fue que esa programación no dependió de la compañía sino del CCB, que pusieron las obras juntas nomás por ser del mismo dramaturgo y director con la debida inconformidad de la compañía. A fuerza quieren darle a la gente complejo de De Tavira. Pues bueno, que muy que las programaron juntas ocasionando tormento para mi xhana, tanto estar sentada que salí con las nalgas más anchas que las de una viuda después de funeral. Pero voy contarte las obras en lugar de andar de quejosa. Jiar, jiar, jiar, como si yo pudiera dejar de estarme quejando. Es lo mismo que un chino abra los ojos. Las obras las presentan el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Coordinación Nacional de Teatro y la Compañía Principio y fue en el teatro El Galeón.

Resulta que ambas obras pertenecen a una trilogía de dos. Así como lo lees, de dos porque creo que todavía el escritor no escribe la tercera. Sin embargo, he de confesar mi opinión porque yo no soy de quedarme callada desde que se desapareció la COCEI, yo nomás no le encuentro aún la conexión a las obras como para considerarlas una trilogía. Digo, Terminator trata de robots del futuro, Shrek trata de un diputado verde, Volver al futuro trata de uno queriendo quitarse el parkinson, pero esta trilogía no sé a bien de qué trata o por qué es que es trilogía. Tal vez ya viendo la tercera le agarre el sentido y sepa qué es lo que organiza los materiales porque ora sí que con lo que vi en esta ocasión, nomás no lo sé. Tal vez lo que organiza es que tienen el mismo escritor y director. Chance, como dice el Juancho. Veremos, dice la ciega.

Pues la primera que vi fue Intersticios. Trata de cuatro personajes que están reunidos y se ponen a contar historias a partir del suicidio de otro y las ficciones se mezclan porque ora son uno de los cuatro rejuntados y de pronto son el personaje de la historia que se cuenta en ese momento por alguno de ellos que además resulta que todo es un juego de ficciones y el punto es ónde esas historias se cruzan o se tocan y que a por ello yo entiendo el nombre de la obra. De eso que hacen y quieren hacer todos los jóvenes de unos años para acá de la ficción dentro de la ficción y que si es actor o personaje o personaje con meta personaje y así. Sí, comadre, yo me quedo igual que tú con eso. Lo bueno es que en muchos de los casos ya luego estos mismos gentes maduran y se ponen a hacer otras cosas con más seriedá. Pues así con ésta de Intersticios. Yo, la verdad, no entendí lo que vi. En programa de mano dice: “Intersticios es el resultado de una colaboración en paralelo entre artistas de distintas disciplinas que busca generar un diálogo entre los actores, una sonorización original compuesta específicamente para la obra, y un dispositivo escénico hecho a partir de luces urbanas, material de reciclaje y una programación multimedia que permite a los actores estar en control de todo: ser al mismo tiempo intérpretes y técnicos de la ficción.”, lo cual sonaría muy interesante si yo no fuera jodida y cuzca como soy. Cómo me gusta la palabra “cuzca”. Es poética.

La realidá es que la colaboración entre artistas de distintas disciplinas de hecho la tienen la mayoría de obras que se hacen en el país, más cuando los recursos son pocos y hay amistades  que le entran al quite, así como cuando se puso junto a mi puesto de garnacha el módulo de vacunación y si se vacunaban les hacía descuento en la orden de pollo garnachero por petición ex profesa del señor Presidente municipal, porque las señoras no querían vacunarse y se aprovecharon de mi buen sazón. La sonorización original para la obra igual la tienen muchas obras por lo que tampoco es algo que le dé un valor agregado a ésta. El dispositivo escénico hecho con luces urbanas y material de reciclaje… en la mayoría de obras mientras más pobre sea la producción más es lo que se recicla (pregunten a los teatreros del interior del país. O al padre Benito que con su sotana vieja le hizo el traje a la  virgen dolorosa, nomás le bordamos harto canutillo). Y pues eso de que los actores tienen el control de todo siendo intérpretes y técnicos… pues al fin y al cabo eso fue lo que ensayaron. Ahora, debo confesar que la obra atrapa al inicio por la estructura, porque llega un momento en que como público quieres entender con tu cabeza qué es lo que está pasando y empiezas a cachar cosas tanto de lo que dicen los personajes como de lo que hacen y hay un buen nivel de lenguaje en el escritor y en tu cabeza vas queriendo construir a partir de lo que ves pero… llega un momento pasando la mitad que ya no sabes ni dónde estás ni lo que estás viendo y creo que al equipo le pasó lo mismo porque la sensación que me dejó es que como ya cualquier cosa era posible y no sabían para dónde ir, pues terminaron poniéndose a bailar y tan-tán, salgan que va a empezar la otra obra y hoy hay matiné, además que bailan ese vals que bailó la Mariela en sus quince que tanto nos gustó (Wals N. 2 de Shostakovich, pero en versión cumbia. Oh mi dios, dijeran los weros, me quería morir). Y de verdad agradeceré que haya gente que esté completamente en contra de lo que digo y más aún agradeceré que ellos me expliquen porque yo salí que no sabía. Entre que eran tantas historias las que se mezclaban y al mismo tiempo la historia de los 4 que estaban y no entendía por qué ellos jugaban este juego y más de la forma que lo jugaban porque independientemente de las historias y los intersticios, nunca terminé de saber quiénes eran ellos, más aparte que cualquier cosa era posible de suceder ahí, así que terminé más perdida que la mamá de Remy.

Aparte que ya sabes que soy quisquillosa y con esta cosa que veo en el teatro actual donde parece que la dirección apunta más a una plástica en la escena que a razones o motivos para hacer lo que se hace. Y los personajes se suben a una silla para contarte las cosas o se mueven hacia acá o hacia allá no por una razón o necesidad del personaje para hacerlo sino porque se ve una cosa de necesidad de distribución en el espacio por parte de los directores. Y no sólo lo digo por esta obra, sino por muchas del llamado teatro contemporáneo y más aún cuando los textos apuntan hacia esa llamada narraturgia, que ante el puro discurso del texto los directores ponen a los actores a bailar y a brincar y a caminar de acá para allá y a subirse y a bajarse de las sillas y las mesas sólo para compensar la carencia de vida escénica del texto. Digo yo. Ahora, todos abuchéenme.                                                                                       Gracias. Me acordé de eso que decía una amistad que tengo allá por las Argentinas que en el teatro clásico para abrir una ventana el personaje invocaba a los dioses. Después, para abrir una ventana se hacía todo un raciocinio sobre por qué abrir la ventana y qué representaría. Luego para abrir la ventana sólo se abría. Ahora, para abrir una ventana te cuentan la historia de una ranita  en su cumpleaños mientras se suben y bajan de una silla.

Intersticios la actúan Mariana Castro, David Gaitán, Miriam Romero y Javier Sánchez. A bien no sé quién es cada quién, pero intuyo. Lo que me gustó es que todos son jóvenes y hacen un buen trabajo. Sin embargo siento que les falta peso (y no porque no coman garnacha), les falta entender lo que están haciendo, les falta terminar de construir personajes complejos en los cuales ver la medida de lo humano que refleja el teatro. Pero creo también con mi cabeza y mi fe puesta en Cristo Jesús que esto se debe a que es un problema general del trabajo. Más que ser una obra compleja, la entendí con mi cabeza como una obra enredada. Imágenes de a tiro muy padres en algunos momentos que se terminaban diluyendo en el mucho que había en ese pequeño espacio o bien por falta de motivos. Una ciega a la que se le olvidaba por momentos estar ciega y que se veía una falta de conocimientos de la actriz de cómo funciona realmente una persona ciega y no sólo como cree la gente que son los ciegos que sólo andan tentoleando para ir a algún lugar. Un tartamudo que reflejaba no el carácter sino el efecto. Un dispositivo escénico que en lo personal más que admirarlo terminé pensando como escribió y cantó el sabio poeta Juan Gabriel: pero qué necesidad, para qué tanto problema. Contrariada salí. Revuelta mi cabeza como mar en luna llena. Creo que el actor más consistente fue Javier Sánchez, si es que él es el morenito con pinta de Yucateco. Y ya sabes que yo soy directa como autopista y no me voy a querer fingir la intelectual y decir: “no mames (dijera el Juancho), estuvo bien loco y lo entendí todo” nomás por convivir.

El equipo lo completan Manuel Delgado en la asistencia de dirección, Daniel Ruiz Primo en la programación multimedia y el dispositivo escénico, Braulio Amadís en el dispositivo escénico junto con Diego, quien además también hizo la música con Juan Pablo Méndez que es también el productor musical; Nora del Cueto en la coreografía, Rosa María Trujillo en la gestión y difusión y Giovanni Gamba en las relaciones públicas. Yo cuando leí relaciones públicas me acordé de mi chingado wero y muy que me invadió el enojo, nomás porque soy prieta como la tierra de las calles de mi pueblo, que si no me hubiera puesto roja del puro coraje.

Una vez terminada la obra salimos al recreo y yo que ni torta llevé. A luego regresamos para ver la otra que fue Terminal Axolotl. Este obra es con la que Diego ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Joven “Gerardo Mancebo del Castillo”. La obra trata de cuatro personajes que van a Xochimilco en búsqueda de un ajolote que les dé la fuerza para curarse y salir adelante, en donde todo se está acabando o perdiendo, incluso la última esperanza es destruida. Contrario a la obra anterior, aunque en términos formales hay mucho de los mismo: actores que se mueven por acá y por allá, ficción dentro de la ficción…, en esta obra todo es mucho más digerible, más claro, hay muchísimos lugares de dónde agarrarse para saber qué estás viendo y ser parte del proceso, porque además hay personajes que en lugar de ser enredados son complejos, hay historias de cada uno que se cuentan donde también hay intersticios en las mismas, pero sabes de qué se trata, puedes entrar al mundo de la obra. ¡Madre de Jesús sacramentado!, creo que ya entendí de dónde es la trilogía. Si yo no soy tonta, nomás lenta. Un año me tardó el entendimiento en ver que mi ex wero no se hacía sino que era. Lo que sí me terminó cansando fueron los cortes en la progresión de las historias que hay a lo largo de toda la obra que, junto con una señora gorda que estaba detrás de mí con su hija y que se la pasaron comiendo Sabritas, sonando la bolsa y crujiendo la papa en los dientes, hicieron que el dolor de mi xhana se me subiera a la cabeza y me afectara el entendimiento. Pienso yo.

La obra, aunque tiene que ver con una referencia a terminal del metro, habla más sobre aquello que se está terminando, lo que se acaba, lo que se pierde. Como tu decencia. Y yo sé que puede ser cuestión de gustos y mi gusto es y nadie me lo quitará, pero prefiero el teatro que en lugar de querer hacerse el complejo, apela a la complejidad humana. Y en el caso de esta obra va en ese camino llegando a puerto. Ahora bien, hay algo que desde la obra de Ricaño que ya te comenté y tras éstas dos me está haciendo mucho ruido. Pareciera que el teatro mexicano joven apela a personajes hiper conscientes a los que la vida ya no les ocurre, sino que te la cuentan, mezcladito con escenas dialogadas nomás para no dejar. Igual y es cosa de estilo, aunque por lo visto no tiene nada que ver con algún estilo particular porque hay mucho de lo mismo en muchas obras de las de ora. Personajes que te hablan y te cuentan sin ningún descaro rompiendo eso que llaman la cuarta pared creo que nomás porque tú estás ahí, porque alguna razón para hacerlo sigo sin encontrarla. Ora, yo sé que el actor sabe que yo estoy ahí, pero no sabía que el personaje también sabe.

En ésta actúan Giovanni Gamba, Nara Pech, Aldo González y Sofía Sylwin. Además de un ajolote. Y vieras la congoja que cayó mi corazón e hizo soltar la lágrima de mi ojo cuando resulta que en la obra hay un wero que se está muriendo y quiere un ajolote para salvarse. Inmediato recordé ese chingado de mi ex wero, a luego pensé que él fue la ismo buscando garnacha para salvarse de algo. Y yo no lo supe comprender. Pero qué dolor, madre, qué dolor sólo recordarlo a orilla del ojo de agua. Bien lo dijo el padre Benito que eso Dios lo castiga. Si no, mira cómo lo castigó por hacer lo mismo. Bueno, regreso a lo que estaba. En este caso el trabajo actoral definitivamente es más sólido, más complejo, hay personajes construidos, hay peso escénico, hay mucho mejor manejo de los recursos de cada actor, destacando el trabajo de Giovanni Gamba. Pero lo que sí no entiende mi entendimiento es por qué la gente insiste en meter animales a la escena sin saber que los animales no representan. Y no hablo de malos actores, hablo de los animales-animales de verdad, como los que nos protegió el santo padre Noé. Un animal nunca dejará de ser un animal, es lo que es y ya, no cambia su naturaleza en el escenario, jamás representa. Por lo mismo, en este caso juega completamente en su contra porque todos sabíamos que no lo cocinan y que nunca lo harán en escena, así que toda esa escena pierde eficacia volviéndose tediosa ante la falta de efectividad del recurso, aparte que se re nota cómo están cuidando al bichito. Ora que si hubo alguien que pensó que sí lo iban a cocinar, seguro es alguien que cree que al final de las películas porno los protagonistas se casan. ¿Qué culpa tienen los bichitos? Ajolote es para hacer jarabe para la tos, no para ser actor.

El equipo en este obra lo completan Manuel Delgado en la asistencia de dirección, Daniel Ruíz Primo en videoarte, Juan Pablo Méndez Barjau como productor musical, Braulio Amadís en el espacio escénico e iluminación, Fernando Montes de Oca en el diseño gráfico y Rosa María Trujillo en la difusión y gestión. Me vas a disculpar, comadre, que en esta carta no te hable ni de vestuario ni de iluminación ni escenografía, pero me llevaría mucho tiempo y mi xhana me empieza a doler de nuevo de tanto estar sentada escribiendo tu carta.

Y pues así, comadre de mi corazón y de bautizo. Cansada salí de las funciones como seguro tú cansada estás ya de tanto leer. Vine a mi casa y metí mi xhana en agua tibia con sal, como hacía ta Vicente con sus pies cuando regresaba de la labor. Cómo recuerdo a ta Vicente, ésa gente sí que trabajaba. Lo único que le pido a Dios y ya le prendí su veladora a la Virgen de Juquila, es que cuando hagan ya la tercera obra de la trilogía no las vayan a transmitir todas juntas. Si con dos ya fue mucho ora imagínate tres. Con razón Natividad no quiere tener más de dos hijos y ya fue al centro de salud a que le cierren la manguera.

¡Ay, madre! Pues así la vida y esto de la artisteada, amistad. Ora yo que ya terminé encargos, estoy pensando qué voy a hacer acá DF que ando con mucho tiempo libre. Creo voy meterme a un curso de inglés y computación en CNCI. Vi en el periódico que buscaban secretaria bilingüe y fui pedir trabajo, y no me aceptaron que porque hablar español y zapoteco no aplica. Jodidos.

Me voy, comadre, que ya se me borró la huella digital de tanto escribir. Ora si quieres ir ver estas obras estate pendiente que se van a presentar en la ENAT. Yo recomiendo Terminal Axolotl. E independientemente de que Intersticios no fuera de mi agrado, creo que este chico Diego es alguien de quién estar pendiente. No porque sea sospechoso de algo, madre, sino porque seguro tendrá muy buenos logros en su trabajo, independientemente de las becas y premios que ya hay muchos que nomás para eso escriben, seguro le saldrá más de una obra memorable para la escena.

Mando beso tronado hasta tu cacheTOte.


Tu comadre: La Teca.